jueves, 23 de junio de 2016

Nuevo Modelo Social: ¿razones para la esperanza?


El pasado 11 de mayo, con ocasión de su 60 aniversario, Caritas Diocesana de Bilbao organizó en el Auditorio ‘Pedro de Icaza y Aguirre’ (Universidad de Deusto) un acto bajo el título que encabeza esta entrada. La ponencia estaba a cargo de Adela Cortina- quien estaba presentada y acompañada por Galo Bilbao. [En el último trimestre del año la profesora Cortina será la primera mujer en recibir un Doctorado Honoris Causa por la Universidad de Deusto]. Como todas las veces que he tenido la suerte de escucharle en directo estuvo estupenda, clara, concisa, cercana y desafiante.

Empezó la conferencia señalando que tiene la convicción de que los creyentes tenemos que ser ciudadanos (ciudadano ≡ ser su propio señor); podemos y tenemos que ser ciudadanos de nuestro tiempo. La fe inyecta vida, motivación y fuerza… Tenemos que trabajar codo con codo con quienes compartimos la ética cívica. Parece que la marcha de la historia va por el camino de la mirada compasiva y cordial, más que por el de la competición, el conflicto y el individualismo salvaje… Y eso apela al cuidado de los más vulnerables.

      A. ¿Cuáles son las razones éticas que reclaman el cambio?

1) Otro mundo es necesario, no sólo posible (como rezaba el lema del Foro de Porto Alegre, 2001). Y es necesario porque el que tenemos no está a la altura de lo que los seres humanos merecen; no está a la altura de las grandes declaraciones que hemos hecho (Declaración Universal de los Derechos Humanos, Objetivos del Milenio, Objetivos del Desarrollo sostenible, etc.)… tenemos que proteger y respetar los derechos de todos sin exclusiones.
El lenguaje nos compromete (‘le tomo a usted la palabra’)… cuando decimos “Declaramos”, es más que soñar o una utopía, supone un compromiso. Y nuestras realizaciones están muy por debajo de nuestras declaraciones…

2) Lo que es necesario es posible y tiene que hacerse real. Kant no habla de utopías sino de ideas regulativas.  Desde el punto de vista teórico nadie puede demostrar que hemos llegado a la paz perpetua, pero tampoco se puede negar. Cuando algo no se puede afirmar ni negar, estamos ante una idea regulativa; un uso de la razón práctica es orientar la acción. No debe haber guerras porque no es la forma adecuada de solucionar los problemas. Es una razón emocionada, motivada. La paz perpetua es una idea regulativa. Orienta la acción, hacia ahí debemos movernos; a la vez que supone una crítica para el momento actual, no estamos a la altura… Los derechos humanos son una idea regulativa. Y como son algo necesario hay que hacerlos realidad. No se discuten… el problema es cómo conseguimos hacerlos realidad.

Amartya Sen (Premio Nobel de Economía en 1998) señala, recuperando el sentido original de Adam Smith, que en el ámbito de la racionalidad económica el egoísmo es una motivación, pero no la única. Está también la simpatía. Y Sen añade también otra, el compromiso.  Egoísmo, simpatía, compromiso… suele ir mezclados, lo importante es ver cuáles debemos potenciar. [Para profundizar véase Pedrajas (2006)].

B. ¿Cuál es el nuevo modelo social?

Partió de un hecho evidente… El cambio es inevitable. Las sociedades cambian inexorablemente. La cuestión es hacia dónde cambian… Por eso lo importante es potenciar lo que queremos conseguir, para lo cual se tienen que aunar y articular los esfuerzos de tres esferas: 1) política; 2) económica y 3) social; teniendo claro qué le corresponde a cada uno de los actores.

1) Esfera política. El estado tiene que ser un estado de justicia, que busque el bien común. [Le gusta más hablar de estado de justicia que de estado del bienestar, aunque una tarea importante del momento presente es mantener lo conseguido. Igualmente prefiere hablar de bien común antes que de interés general, ya que la agregación de intereses siempre deja excluidos].  Acoger es una exigencia del estado social de derecho. Los miembros de una sociedad tienen que ver respetados sus derechos y se comprometen a proteger los de aquellos que estén en ese estado. El deber de hospitalidad se está incumpliendo en los últimos tiempos, de forma especialmente flagrante en la Unión Europea, lo que supone una fractura.

2) Esfera económica. Durante mucho tiempo se ha pensado que la economía no tiene que ver con la justicia. Para Amartya Sen la meta de la economía es ayudar a crear buenas sociedades, sociedades justas. Ya Aristóteles diferenciaba entre economía y crematística. Las sociedades necesitan los bienes materiales e inmateriales que puede aportar la economía. Estamos en un momento importante en el que incluso las empresas convencionales, aquellas que se mueven por ánimo de lucro, van a asumir los valores compartidos. Como dice Adela  “la responsabilidad social debe asumirse como una herramienta de gestión, como una medida de prudencia y como una exigencia de justicia”, aunque muchas veces se dice que es pura cosmética. El sistema económico se puede cambiar desde dentro, muestra de ello es la economía social y solidaria.

3) Esfera social, entendida como organizaciones solidarias (odia la expresión ONG) - cuya principal tarea es la solidaridad y la inclusión, el bien-ser y el bien-estar - y la sociedad civil. Todos debemos contribuir con las organizaciones sociales ya que realizan una tarea impagable (por eso no se paga) que proporciona cohesión social (hay que tener cuidado porque a veces e puede conseguir de manera injusta). Para eso tenemos que generar estilos de vida que sean universalizables. Mientras el consumo sea el motor de la producción no tenemos remedio, es la pescadilla que se muerde la cola. El estilo de vida de los que están mejor situados no es universalizable, acabaríamos con el planeta. Tampoco es universalizable el de las clases más bajas. Es universalizable el estilo de consumo de las clases medias bajas.

C. ¿Es posible el cambio?

Sí es posible una sociedad en la que se articulen las tres esferas. Ya hay semillas de cambio. Se trata de potenciar lo que fomenta dicho cambio y dejar de lado lo que no. Es difícil porque el desequilibrio entre declaraciones y realizaciones se debe al egoísmo humano (eso explica la corrupción ,los paraísos fiscales, etc.). Su equipo de investigación se adentró en la neuroética para ver si existía ese ‘gen egoísta’. Veamos algunos de sus descubrimientos.

Los seres humanos tenemos una dimensión egoísta, busamos el placer y huímos del dolor (núcleo accumbens). Pero el cerebro humano es también social. El individualismo es un invento para intentar legitimar determinadas actuaciones desde el mundo económico y social.



















Los seres humanos somos capaces de cuidar y cooperar. La ética del cuidado tiene una base biológica. No somos homo economicus, maximizadores del beneficio, seres que basan sus decisiones exclusivamente en el beneficio personal…  somos homo reciprocans. Lo nuestro es la cooperación. Estamos dispuestos a dar con tal de recibir, tal vez no de la misma persona a la que hemos dado. Las especies que más viven son las que se basan en el apoyo mutuo.  Kant afirmaba "el problema del establecimiento de un Estado tiene siempre solución, incluso cuando se trate de un pueblo de demonios: basta con que éstos posean entendimiento". La reciprocidad es la clave de nuestra sociedad contractualista. Respeto y protejo los derechos porque espero un retorno. ‘Hoy por ti, mañana por mí’. El egoísmo total es patológico.

Adela describió tres tipos de actitudes éticas:
  1.  Demonios estúpidos, sólo piensan en ellos mismos, sólo buscan su bien. A quienes actúan así ‘se les espera a la vuelta de la esquina’.
  2.  Demonios inteligentes, al menos cooperan ya que aunque a corto plazo no compense, a largo sí. 
  3. Personas inteligentes, justas y solidarias, que tienen sensibilidad moral y van más allá de la cooperación porque ésta tiene una limitación, excluye a los que no pueden devolver. Nuestros cerebros son ‘aporófobos’ (aporofobia, término acuñado por Adela, miedo y desprecio al pobre) y xenófobos, pero la persona con su libertad puede superar  estos miedos.


Afirmó que el s.XXI es el del paso de los demonios inteligentes a las personas. Es cuestión de desarrollar una sensibilidad suficiente, que es la tarea fundamental de las organizaciones solidarias. Se trata de hacer ver el valor de TODAS las personas y esto pasa por reforzar los vínculos. Somos vínculo. Los pactos son papel mojado si por debajo del contrato no está la tradición de la alianza (reconocimiento recíproco de los seres humanos; reconocimiento recíproco de su dignidad). Esto supone ir más allá de compromiso y adentrarnos en el terreno de la gratuidad. No es una utopía, es una realidad. Las personas tenemos valor, no precio. Recordemos la fórmula del fin en sí mismo del imperativo categórico de Kant: "Obra de tal modo que uses la humanidad, tanto en tu persona como en la persona de cualquier otro, siempre como un fin al mismo tiempo y nunca solamente como un medio".


En el turno de preguntas recordó una reflexión de Perich en Autopista  (1970): “dicen que la velocidad de los vehículos es cuestión de caballos en el motor pero yo creo que es cuestión de burros al volante”. Esta reflexión me recordó una escena de la película Cadena de favores. “El reino de las posibilidades está dentro de vosotros… Aquí [señalando la cabeza]… Así que podéis hacerlo”… ¿Qué hago yo para cambiar el mundo?




Bibliografía

  • Pedrajas, M. (2006). "La transformación ética de la racionalidad económica en Amartya Sen. Una recuperación de Adam Smith". Quaderns de filosofia i ciéncia, 36, pp. 105-117. Disponible en: http://www.uv.es/sfpv/quadern_textos/v36p105-117.pdf [Consulta 22.06.2016]


lunes, 6 de junio de 2016

El buen amor y la buena vida


[He publicado esta entrada en el Blog de Inteligencia Emocional de Eitb el 06.06.2016]

El pasado 3 de junio, a las 19.00, organizado por el Consorcio de Inteligencia Emocional y con el apoyo de DeustoBide– Escuela de ciudadanía, tuvo lugar el Conversatorio con Joan Garriga, psicólogo Humanista, experto en constelaciones familiares y Socio Fundador del Institut Gestalt (Barcelona). El conversatorio versó sobre dos de sus libros, La llave de la buena vida y El buen amor en la pareja.  La sala, con capacidad para 200 personas, estaba llena a pesar de ser un viernes por la tarde en un día de sol, algo no muy habitual en Bilbao…

El amor es un tema que ha llenado cientos, miles, de libros, canciones, poemas… No es lo mismo transitar en la vida solo que en pareja… Anhelamos el amor, pero no siempre sabemos amar bien… Joan habla de que para formar una pareja hace falta el amor, pero no sólo amor. Por eso habla del  buen amor; así que comenzamos preguntándole qué es el buen amor y qué es el mal amor.

En su respuesta nos explicó que las condiciones del buen amor tienen que ver con respetar los órdenes del amor [desarrollado por Bert Hellinger], concepto central en las constelaciones familiares:
  1. Todos. “Todos sin excepción, con independencia de si se les juzga positiva o negativamente, tienen el mismo derecho a pertenecer y a ser incluidos y dignificados, permitiendo y exigiendo que asuman su destino y sus culpas y las consecuencias de las mismas, cuando así fuera el caso” (Garriga, 2013b). En el alma colectiva, en la ley del corazón profundo, todos deben ocupar un buen lugar. En muchas familias por miedo, por vergüenza o porque su recuerdo es doloroso, se niega su lugar a quienes murieron pronto, se suicidaron, cometieron actos deshonestos, etc. El buen amor se sostiene en lo bueno del pasado y en que no se repita aquello que no es tan bueno. En nuestra sociedad el perdón se practica mucho de boquilla (el poder del perdón es el poder del juicio, yo soy buena/o y tú malo/a). Tenemos que abrir nuestro corazón a lo que fue y de la forma que fue.
  2. Cada quien en el lugar que le corresponde. “Demasiados padres se comportan como pequeños y demasiados hijos se comportan como grandes y especiales, transgrediendo la regla del bienestar en las familias: cada quien en el lugar que le corresponde. Y esto significa también que los posteriores se apoyan en los anteriores y orientan su mirada hacia el futuro. Es lo que en sociedades más tribales se vive como apoyo en los ancestros, a los cuales se honra y venera” (Garriga, 2013b).
  3. Reglas de intercambio entre el dar y el recibir. “En lo que respecta al vínculo con los padres, por ejemplo, no podemos devolver lo mucho recibido y lo compensamos y equilibramos dando a nuestros hijos o sirviendo y cuidando a la vida con nuestros dones. (…) Respecto a los iguales, la regla del intercambio es mantenerlo equilibrado, para asegurar la paridad y la igualdad de rango” (Garriga, 2013b). Un pasaporte para la legitimidad de la pareja es ponerse en paz con los padres, que representan la vida dentro de nosotros. Dentro de cada uno hay un niño, una niña, que vive leal a sus padres. “Si estamos en paz con ellos, estamos en paz con la vida; cuando los tomamos a ellos, podemos tomar la vida en todas sus dimensiones” (Garriga, 2013a, p.115).


El buen amor se reconoce porque estamos en paz con la persona que nos acompaña, porque no queremos transformarla, porque estamos dispuestos a crecer juntos, a desarrollarnos; esto exige que superemos los juegos estereotipados, el estancamiento en unos roles prefijados. En la pareja se tienen que dar unas danzas ricas de relación. “La relación de pareja no es una relación de ayuda, pero es una relación que ayuda. Ayuda al desarrollo personal, a veces a través de la alegría, pero otras a través del sufrimiento y la desazón conscientemente aceptadas” (Garriga, 2013a, p.45). Schopenhauer decía que el peor castigo sería ser invisibles y eternos. La pareja no es que nos complete, rellena nuestras sombras, nos tranquiliza porque responde a nuestra necesidad de pertenencia a un grupo. En toda pareja hay un pacto implícito: “Yo me hago cargo de tus sombras”. Pero  si eso se mantiene igual durante 50 años… mantenemos vivas las sombras… Aunque, como señaló de su experiencia como terapeuta, todo el que quiere cambiar quiere hacerlo con dos condiciones: 1) sin cambiar; y 2) manteniendo la razón…

Y del buen amor pasamos al buen vivir que es el tema esencial de la vida. La llave de la buena vida es un libro escrito después de años de acompañamiento a personas en sus tránsitos vitales (tanto en las alegrías como en las lágrimas). En la dedicatoria del mismo se ve que está publicado pensando en su hijo Tomás, como regalo de la mayoría de edad. Le pedimos que nos contara cómo surgió  y el sentido del título… la llave… de oro y con tres dientes…

El libro comienza con un cuento, cuya semilla le contó su gran amigo Ramón Resino, padrino de su hijo Tomás, y que con el tiempo ha fermentado y es la base del libro. La llave abre todas las puertas, incluso la última (la de la muerte, que ojalá nos pille desapegados…). Unas puertas son de ganar y otras de perder (véase el subtítulo del libro Saber ganar sin perderse a uno mismo y saber perder ganándose a uno mismo). “La llave representa el legado que los padres entregan a los hijos en forma de aprendizaje útil para el viaje de la vida (…) tiene tres dientes [el número tres encierra gran simbolismo], que como explican los padres simbolizan los tres dones, actitudes o recursos más importantes que un ser humano necesita para tener una buena vida (…) su cara opuesta, las tres amenazas que se ciernen sobre la buena vida, los tres grandes pecados [entendidos como falta de respeto hacia la vida y hacia uno mismo] en que podemos incurrir”. Veamos los ‘pecados’ y los recursos a desarrollar:
  1. No dar a la vida lo que tenemos para darle, no desarrollar nuestros dones. Pecado de miedo. Recurso a desarrollar: coraje, valentía, confianza.
  2. Tratar de dar a la vida lo que no tenemos o lo que no somos, vivir a través del personaje que hemos creado. Pecado de artificio, impostura. Recurso a desarrollar: veracidad. No hay mayor felicidad que hacer y estar en lo que uno siente; aunque algunos movimientos interiores importantes pueden estar movidos por nuestras heridas… [por ejemplo, quien se dedica a ayudar a víctimas de cualquier tipo porque lo conoce en primera persona].
  3. No tomarse el espacio y la atención para reconocer lo que nos mueve y lo que no nos mueve. Pecado de falta de contacto con uno mismo. Recurso a desarrollar: atención, conciencia. Esto se puede trabajar a través de la meditación, escuchando nuestros sueños, conectando con nuestra respiración, etc. 
Y un dato importante… la llave es de oro… alude al componente trascendente, simboliza la respiración, el aliento vital… Es la vida viviendo en nosotros. La vida tiene sentido a pesar de los pesares. La vida está en todo. Todo tiene su derecho legítimo a ser como es. Hay algo que nos ampara, acoge y guía… independientemente del nombre que le demos…

Quiero acabar esta entrada con la cita que abre La llave de la buena vida y el deseo de que tengáis una buena vida y un buen amor…


El día que la muerte llame a tu puerta,
¿qué le ofrecerás?
Yo depositaré delante de mi invitada
la jarra llena de mi vida.
Yo jamás la dejaré partir con las manos vacías.
Rabindranath Tagore

Bibliografía
  • Garriga, Joan (2013a): El buen amor en la pareja: Cuando uno y uno suman más que dos. Barcelona: Destino.
  • Garriga, Joan (2013b): “El arte del buen amor. Constelaciones familiares”, La Vanguardia, 12 de junio. Disponible en: http://www.lavanguardia.com/cultura/20130612/54375903295/constelaciones-familiares-arte-amor.html [Consulta 5 de junio de 2016]
  • Garriga, Joan (2014): La llave de la buena vida: Saber ganar sin perderse a uno mismo y saber perder ganándose a uno mismo. Barcelona: Destino.